24 nov 2018

Eva Luna.


Histórico: Isabel Allende es la primera autora en español en recibir el Premio Nacional de EEUU

La escritora chilena Isabel Allende vivió hoy un día histórico en su carrera internacional: fue condecorada con la medalla de honor del National Book Award 2018, el Premio Nacional de Literatura de Estados Unidos, convirtiéndose así en la primera autora en lengua española en recibir dicha distinción. “Ella es el primer autor en español en recibir por primera vez este premio y el segundo no nacido en EE.UU.”, comentó el mexicano Luis Alberto Urrea en la ceremonia de condecoración celebrada hoy en Nueva York, tal como consigna el portal del diario español La Vanguardia. Isabel Allende ironiza con noticia falsa de su muerte y anuncia sorpresa editorial Tras recibir la medalla, Allende no escondió su emoción. “Ser una desenraizada crónica me ha dado algunas ventajas. 

La mayoría de mis escritos vienen de la nostalgia, la pérdida y la separación, de mi deseo incurable de pertenecer a un lugar”, dijo. “Parezco chilena y sueño, cocino, hago el amor y escribo en español”, agregó la autora de La Casa de Los Espíritus y Evaluna, entre más de 30 títulos. En la cita, también fueron premiados los libros The Friend (Sigred Nunez, Premio Nacional de Novela de Ficción) y The New Negro: The Life of Alain Locke (Jeffrey C. Stewart, Premio Nacional de Novela de Ficción), mientras que en la categoría Poesía triunfó Jostin Phillip Reed con Indecency. Todavía conmocionada por el premio, Allende deslizó la posibilidad de radicarse definitivamente en Estados Unidos, país donde vive hace años. “Es un premio extraordinario, significa que, a lo mejor, después de todo no soy extranjera, que a lo mejor es tiempo de echar raíces y relajarme, que he encontrado un sitio al que puede que pertenezca, que a lo mejor no me voy a ningún otro sitio nunca más”, reveló.


Asustan las consecuencias del odio y la insensatez de los hombres, a los cuales sólo se les puede hacer frente con la fe en sí mismos, la fuerza de la amistad y el poder de la solidaridad. Isabel Allende. (El bosque de los pigmeos).


Fantasmas y santos.

Pía, una entrañable amiga de Isabel Allende que vive en Chile, siempre fue una fuerza poderosa. Me reuní con ella varias veces, y cada vez me sentí…intimidada, ¿quizás? No estoy segura de cómo describirlo. Quizá fue más un sentimiento de asombro, ya que Isabel me contó hace años que Pía puede ver fantasmas. He aquí algunas historias de fantasmas que logré que Isabel me repitiese: Mi abuela era una mujer loca-loca, y hermosa y maravillosa, que pasó su vida experimentando con lo paranormal. Por ejemplo, se entrenó a sí misma y a sus amigos, para usar telepatía en vez del teléfono. No siempre funcionaba, pero por lo menos lo intentaban. También tenían sesiones espiritistas. Así que crecí en una casa donde la idea de espíritus que visitaban era en cierta forma familiar. Entonces, cuando uso eso en mis libros la gente piensa que es una técnica literaria. O piensan que realmente veo fantasmas. Es algo diferente; es la idea de que estoy abierta a la posibilidad de otras dimensiones de la realidad, como diría mi abuela, y sé que alguna gente puede ver cosas extraordinarias. 

 Isabel y Pía. 


Isabel nos cuenta: "Mi amiga Pía puede ver cuando alguien va a morir; lo presiente. Es una sensación muy fuerte que casi nunca falla, así que la asusta mucho. Siempre estamos en contacto y la adoro. Pía una vez me dijo que estaba muy preocupada por su marido, Gerardo. Dijo: “Está enloqueciendo, sabes, dice que de noche lo visitan unos africanos altos. Guerreros masái, dos de ellos, y un niño. El niño siempre se sienta en la mesita de noche. No sé de qué habla. No he visto a nadie así. Yo sólo veo a las señoras británicas que caminan a través de las paredes”. Pía vive en una casa de campo muy antigua con paredes muy gruesas y tiene una enorme colección de santos viejos y hermosos, de tamaño real, tallados en madera, con pelucas y ropa y ojos de vidrio; muy realistas y hermosos. Uno es San Antonio, y de acuerdo a todos, no sólo a Pía, San Antonio camina por la casa de noche. Y entonces tuvieron que encadenarlo a la pared. Entran a robar a todas las casas de los alrededores, pero nadie se atreve a meterse a la de Pía porque todos saben que hay un santo protegiéndola.

 Una vez, Pía y mi madre vinieron de visita desde Chile, y las llevamos a una bodega en el valle de Napa como algo especial. El viaje en auto fue largo y para cuando llegamos al viñedo, lo único que queríamos era usar el baño. Este estaba ubicado en el segundo piso de la propiedad, pero Pía se negaba a subir las escaleras. Tampoco quería acercarse a la piscina. Mi madre y yo, que estábamos acostumbradas a las idiosincrasias de Pía, decidimos seguir adelante con el día. El propietario nos brindó el almuerzo, y procedió a contarnos la historia de cómo estaba poseído el lugar. De acuerdo al dueño, una mujer acechaba la bodega y caminaba por la propiedad todo el tiempo. A pesar de que Pía no habla nada de inglés, con mi ayuda, pudo entender un poco de la historia. Pía dijo que era una mujer joven con un vestido rosa que asolaba la propiedad, y el propietario dijo que sí, ¡que era ella! Había sido la hija del propietario anterior y se suicidó luego de que su hijo se ahogase en la piscina. Y entonces Pía, que no sabía nada sobre esta historia, había visto ambos fantasmas. Nos dijo que la mujer estaba parada en las escaleras y que por eso ella no subiría. En cuanto al niño, Pía lo vio afuera, cerca de la piscina. Así que, ¿existen? No sé. Quizá todo esté en nuestras mentes, pero la posibilidad es linda: que haya una conexión de alguna clase. Con frecuencia siento, de manera muy vívida, a mi hija. No la veo, pero siento su presencia". La imagen de esta nota es una que encontré de un San Antonio de madera que imagino es similar al que hay en la casa de Pía. Investigué brevemente la bodega en el valle de Napa, pero no pude encontrar ninguna historia sobre un niño que se haya ahogado o el suicidio de su madre. Existen varias bodegas que sostienen estar embrujadas, sin embargo, y algunas se vinculan a un suicidio en el lugar.

 Nunca se sabe. Me gusta escuchar estos cuentos, así como disfruto de leer de una buena historia de Ray Bradbury o hasta historias de Edith Wharton, quien escribió algunos cuentos de fantasmas que asustan mucho. Hmmmm, ¿quizás Isabel debería escribir una historia de fantasmas?

Isabel Allende: "Publicábamos sobre aborto, infidelidad, drogas, y mi abuelo estaba horrorizado de que alguien de su sangre escribiera esas cosas"

Isabel Allende es una de las escritoras más importantes de América Latina. Sus 22 novelas -entre ellas "La casa de los espíritus", "Paula" y "Eva Luna"- han vendido más de 70 millones de copias en 42 idiomas en todo el mundo. Kirsty Wark, presentadora de la BBC, fue a Sausalito (California, Estados Unidos), donde vive la exitosa autora chilena nacida en Perú, para entrevistarla con motivo de la temporada 100 Mujeres. Isabel Allende te da consejos para que puedas convertirte en escritor/a Allende habló sobre su vida, llena de giros y sucesos inesperados, sobre la muerte temprana de su hija Paula y sobre el feminismo. También contó qué responsabilidad cree que tiene ante sus lectores, al ser una de las autoras más aclamadas de las letras en español.

En tus memorias "Mi país inventado" dices: "Chile era un país hipócrita, lleno de escrúpulos con respecto al sexo y la sensualidad". Para una persona tan apasionada como tú, ¿no lo sentías como algo anquilosado? 

Totalmente. Era terrible en Chile. Además, pertenezco a una familia bastante conservadora y católica, así que eso estaba también en mi contexto. Desde muy temprano pude ver la desventaja que era haber nacido mujer, y todavía lo es. Pese a todo lo que han alcanzado las mujeres, siento que los hombres tienen mejores condiciones. 

 "Más allá del invierno" es el último libro de Isabel Allende. Tú trabajaste en la revista Paula, que golpeó Chile como un huracán. Escribían sobre temas tabú, sexualidad femenina, ¿qué fue lo que resultó tan extraordinario para los chilenos?

Había muchas cosas sobre las que la gente no hablaba ni publicaba nada. Luego apareció esta revista. Éramos periodistas jóvenes que habíamos leído libros feministas de Reino Unido, Estados Unidos,... estábamos llenas de ideas. No nos importaba nada. Éramos desafiantes y rebeldes, y era divertido. Isabel Allende: "Los procesos de izquierda socialista de América Latina se pueden resolver democráticamente" Empezamos a publicar artículos y entrevistas sobre temas de los que nadie había hablado públicamente en Chile, como el aborto, la infidelidad, adulterio, prostitución, drogas, cosas que eran tabú. Mi abuelo estaba totalmente horrorizado. No podía creer que alguien de su propia sangre estuviera escribiendo este tipo de cosas.  Pero luego el golpe militar dividió a tu familia. Dividió todo. En todos lados. No solo a mi familia. Creo que todas las familias en Chile tuvieron a alguien que sufrió la represión. Se separaron familias, parejas. Cuando el círculo de represión se cerró más, me asusté. 

 ¿Cómo saliste del país? 

 Fui a Venezuela porque era uno de los pocos países democráticos que quedaban en América Latina. Estuve en Caracas 13 años y acabé amando a ese país y a su gente. Me fui porque me enamoré de un estadounidense y vine aquí antes de que tuviéramos democracia en Chile. 

Isabel Allende cree que existe cierta forma de "trascendencia". ¿Te arrepientes de no haber vuelto a Chile?

 No me arrepiento de nada porque los eventos importantes en mi vida han pasado a pesar de mí. No han estado bajo mi control: el hecho de que mi padre se fuera, que yo viviera con mi abuelo, que haya sido extranjera, una refugiada política, que me haya convertido en inmigrante... todas estas cosas pasaron, decididas por el destino, el karma, o quién sabe qué, simplemente he vivido lo que fuera que la vida me ofreciera.

Dices que la literatura te ayudó a romper una cadena de odio en tu alma. Cuando te ves forzada a dejar un lugar, cuando dejas todo atrás, cuando sientes que todo lo que era querido y familiar para ti está perdido, tienes rencores, sientes que se te debe algo, que te han robado algo. Pero superé completamente esos sentimientos gracias a la escritura. 

Tus libros han sido traducidos a 42 idiomas, pero sigues escribiendo en español. Sí, la ficción la escribo en español. La ficción pasa aquí (señalándose el estómago), no pasa en el cerebro. Así que no podría procesar la ficción en inglés, con diccionarios. No.  Isabel Allende dice que sigue pensando y viviendo en español.

 ¿Todavía piensas en español? Sí. Sueño en español, rezo en español, hago el amor en español... me sentiría ridícula jadeando en inglés (risas). Cuéntame sobre "La casa de los espíritus", que comenzó como una carta a tu abuelo.

 ¿Qué querías decirle? Que recuerdo todo lo que me dijo. Me contó muchas historias y no quería que pensara que se habían perdido. Las tenía todas conmigo. Él murió casi a los 100 años, lo cual es el orden natural de las cosas. 

Pero la pérdida de tu hija Paula, que fue tan inesperada... Cuando mi hija murió, atravesé el invierno más largo y más oscuro de mi vida. Mi mamá me dijo "nunca más te pasará nada comparable, ya has atravesado el infierno, así que el resto de tu vida será fácil". Tuvo toda la razón. Ahora que ella no está aquí, le sigo escribiendo cartas, con la idea de que haya internet inalámbrico en el otro mundo (risas), y leo sus cartas, una al día, porque no me quiero volver loca. 

 El expresidente de Estados Unidos Barack Obama le entregó la Medalla de la Libertad, considerado el reconocimiento civil más importante de EE.UU., a Isabel Allende en 2014. No hay ninguna mujer más aclamada en la literatura en español que tú. ¿Sientes que eso te genera alguna responsabilidad? 

No más que con el primer libro. Tengo la responsabilidad de escribir de la mejor manera que pueda y no escribir nada que le pudiera dar ideas a algún psicópata. Sé mucho sobre tortura, violación. Tengo una fundación. Veo los casos. Cuento los casos, pero no doy detalles, porque no quiero darle ideas a nadie. Isabel Allende: "Lo que hace la CIA afuera no representa a todo EE.UU." Pero cuando hablo sobre el amor, sexo, cosas que creo que la gente debería saber y disfrutar, soy más explícita. Tengo la responsabilidad con mis lectores de no crear más perturbaciones, más mal psicológico. 

 ¿Eres una persona espiritual? No soy una persona religiosa. Pero sí creo que hay mucho más de lo que podemos ver. Cierta forma de trascendencia, y que todo tiene espíritu. No me siento desconectada de mi madre y de Paula, me siento conectada a cualquier forma que tengan ahora.

21 oct 2018

Espíritu, corazón y mente.



1.- Ando buscando a Dios y se me escapa mamá...
¿Eligió mi hija al buen pastor?
"No me elegisteis vosotros a mi sino yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, vuestro fruto permanezca para que todo lo que pidiereis al padre en mi nombre el os lo dé...
(San Juan 15,16)

2.- Sus últimas palabras fueron: ¡Te quiero mamá! 
¿Qué es para ti el amor?
   Todo aquel que ama es nacido de Dios, el que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor.
(1 Juan 4.7,8)

3.- Para ti debe ser más fácil aceptarlo porque al menos cuentas con tu religión, dije a Ernesto, ¿ Con quién cuento yo?
Yo soy el que habla contigo, yo estoy contigo, no desmayes que yo soy tu Dios que te doy fuerzas, siempre te ayudare, te sustentaré en la diestra de mi justicia.
(Isaias 41,10)

4.-¿Porqué lloras?, preguntó Paula...
¿Porqué tuve y tengo tanto miedo?
Pobrecita fatigada con tempestad sin consuelo he aquí que yo cimentare tus piedras sobre carbuncio, sobre zafiros te fundare.
(Isaias 54,11)

5.- La fe es un regalo de Dios te mira a los ojos y dice tu nombre...así te escoge.
¿Cuándo pronunciarás mi nombre?
Tu eres mi hija yo te he engendrado hoy, yo pues os asigno un reino, como mi padre me lo asigno a mi.
(San Lucas 22,29)

6.- ¿ Qué hay del otro lado de la vida?, ¿es solo noche, silencio y soledad?
Tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos eterna en los cielos
(Corintios 5,1)

7.- ¿ Qué queda cuando no hay deseos, recuerdos, ni esperanzas?, ¿Qué hay en la muerte?
Yo soy el pan de vida el que a mi viene nunca tendrá hambre y el que en mi cree no tendrá sed jamás. Todo aquel que ve y cree en él tendrá vida eterna.
(San Juan 35,40)

8.- ¿ Cuánto más viviré y para qué?
No os afanéis por el día de mañana. Ama a  tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo, para eso viviréis.
(Mateo 6,34)

9.- ¿ Qué sucederá con este espacio vacio que ahora soy?, ¿Con qué me llenaré cuando ya no quede ningún proyecto nada de mi?
El Dios de esperanza te llena de todo gozo y paz cree en él para que abundéis en esperanza por el poder del espíritu santo.
(Rom.15,13)

10.- ¿ Ignoro cómo y porqué escribo?
No sois vosotros los que habláis a través de esas historias sino el espíritu de vuestro padre el que habla en vosotros.
(Mateo 10,20)

11.- ¿Qué misterios guarda la vida de mi hija?
Si vivimos para el señor para el señor vivimos, si morimos para el señor para el señor morimos, asi que asi vivamos o muramos del señor somos.

12.-¿Dónde estaba Paula antes de entrar al mundo a través de mi? ¿Dónde irá cuándo muera?
El viento sopla de donde quiere y oyes su sonido más ni sabes de donde viene ni a donde va así es todo aquel que es nacido del espíritu
(S.Juan 3,8) 

13.- Lloro sin sollozos, desgarrada por dentro, me estoy ahogando de pena contenida. ¿Dónde anda Paula dímelo tú?
Jesús entonces al verla llorando la tomo entre sus brazos se estremeció en espíritu y se conmovió, Jesús lloró. Dijeron entonces los presentes, ¡ Mirad como le ama!



18 oct 2018

Los amantes de Guggenheim


"Un vigilante nocturno encontró a los amantes durmiendo en un nudo de brazos y cabellos, envueltos en la espuma de un arruinado vestido de novia, en una de las salas del Museo Guggenheim en Bilbao. 

Eran las cinco de la madrugada, tal como sostuvieron primero el vigilante y luego los policías..." Un texto dulce, simbólico, audaz, de la muy talentosa escritora latinoamericana. Para leer con un café y un chocolate.

LOS AMANTES DEL GUGGENHEIM – Isabel Allende

Un vigilante nocturno encontró a los amantes durmiendo en un nudo de brazos y cabellos, envueltos en la espuma de un arruinado vestido de novia, en una de las salas del Museo Guggenheim en Bilbao. Eran las cinco de la madrugada, tal como sostuvieron primero el vigilante y luego los policías. El detective Aitor Larramendi agregó en su informe que regadas por todo el edificio había señales inconfundibles de una bacanal. Aunque jamás había asistido a una –hecho que secretamente lamentaba- su experiencia en toda suerte de vicios humanos le permitía detectar las huellas sin asomo de duda. La forma en que la atrevida pareja penetró al museo y permaneció allí, nunca quedó clara; los detenidos aseguraron haber pasado la noche adentro, pero los indignados guardias juran hasta hoy que eso es imposible, ya que ellos rondan sin descanso. Además, explicaron, las cámaras de televisión espían hasta el último pensamiento y las alarmas infrarrojas se disparan a la menor provocación. El museo está provisto de ojos mágicos que al parpadear activan una bullaranga de fin de mundo, alertando a la policía, a los bomberos y al director, hombre de constitución nerviosa, agobiado por el peso de la responsabilidad. Ni una cucaracha pasa desapercibida en el Guggenheim, aseguran los expertos en seguridad, mucho menos un par de locos explosivos como aquella pareja. -

Yo no vi un alma en toda la noche –dijo la muchacha cuando recuperó el entendimiento en una clínica de rehabilitación, once horas más tarde. Se la habían llevado los paramédicos en una camilla, cubierta como un cadáver, pero todos pudieron vislumbrar las formas de su cuerpo bajo la sábana. Por el suelo arrastraba la cola del vestido de velos y el cabello oscuro de sirena. Entre tanto dos uniformados condujeron al muchacho, desnudo y esposado, a un carro policial. Los testigos quedaron conmovidos y envidiosos. -De vigilantes, nada, hombre. Esos tíos estarían jugando cartas o mirando la televisión. Medio mundo estaba frente a la tele, por el escándalo del Papa, ¿sabe? Ella y yo anduvimos por todas partes persiguiéndonos como conejos, yo tal como mi madre me echó al mundo y ella siempre con su vestido de novia, porque no pude desabrocharle esos botoncitos de pulga –corroboró más tarde el joven, detenido en el cuartel de policía. El detective Larramendi recuperó las flores marchitas del ramo nupcial, que se hallaban desparramadas en los diversos pisos. Las rosas, que fueran blancas en su estado virginal, yacían por los suelos de mármol convertidas en amarillentos moluscos, impregnando el aire del Guggenheim con un olor imposible a tumba de cortesana. El vestido con sus doce metros de gasa translúcida, que nuevo debe haber sido una nube prisionera entre las costuras, estaba reducido a una piltrafa mancillada por las huellas inconfundibles del amor.

 La falda y la enagua de tres vuelos habían servido de almohada y la cola de reina había barrido un sesenta y seis por ciento de los suelos de mármol, como precisó el detective después del concienzudo examen. Larramendi, bien apodado “el mastín de Bilbao”, es un hombre que inspira respeto con su metro cincuenta y cinco de estatura, su esqueleto de lagartija y su enorme bigote de morsa pegado en la cara como una humorada de peluquero. El mismo funcionario encontró jirones de organza, cabellos ensortijados y restos de fluidos corporales. Con su instinto de sabueso pudo percibir el recuerdo de las caricias, los estremecimientos y los susurros de los sospechosos, que flotaban en el aire detenido del museo desde la entrada hasta la última sala del fondo a la derecha, pero no pudo hallar una sola botella vacía, corcho olvidado, colilla de mariguana o aguja de heroína, a pesar de su legendaria capacidad para descubrir rastros de culpabilidad donde no los hay. Larramendi no logró probar, por lo tanto, que los detenidos hubieran violado el reglamento del museo en ese respecto. La muchacha del vestido de novia debió haberse embriagado antes de penetrar al recinto, dedujo magistralmente el detective. En cuanto al hombre que estaba con ella, al examinarlo sólo encontraron rastros mínimos de mariguana en la orina. Como el reglamento del museo no se refiere específicamente a la fornicación en ninguna de sus variantes, la justicia sólo podía castigar a la pareja por permanecer dentro del edificio después de la hora de cierre, un delito menor, teniendo en cuenta que aparte de ensuciar un poco los pisos, no hicieron daño; al contrario, según testimonio de los empleados, al día siguiente todo resplandecía como bañado de luz solar, aunque afuera seguía lloviendo sin tregua. Había llovido la semana entera. -Por eso entramos, por la lluvia –dijo la muchacha-. A mí la humedad me encrespa mucho el pelo. -¿Por qué ibas vestida de novia? –la interrogó Aitor Larramendi. -Porque no tuve tiempo de cambiarme. -¿Dónde se casaron? -¿Quiénes? -Tú y Pedro Berastegui –masculló el policía, haciendo un tremendo esfuerzo por permanecer calmado. -Y ése, ¿quién es? -¡Quién va a ser, mujer! Tu marido o tu novio, en fin, el tipo que estaba contigo en el museo. -¿Se llama Pedro? Bonito nombre. Es un nombre muy viril… ¿no le parece, inspector? -Volvamos al principio. ¿Dónde y cuándo se conocieron? -No me acuerdo. Las copas no me sientan bien a la cabeza, me todo dos y me pongo como boba. -Eso es evidente. Estabas completamente intoxicada. -De amor… -De amor dices, pero no sabes con quién estabas jodiendo en el museo. -¿Cómo entraron? -Por la puerta, claro. -O sea, se introdujeron al establecimiento a la hora en que aún estaba abierto al público. -No, ya estaba cerrado, me parece… En su testimonio Pedro Berastegui, el afortunado joven a quien la prensa llamó “el mago del amor”, aseguró también que el museo parecía cerrado, pero ellos no tuvieron problema alguno para entrar, empujaron las puertas y éstas cedieron blandamente. Adentro reinaba una suave penumbra y la calefacción debía estar encendida, porque en ningún momento tuvieron frío, aseguró. -Es por las obras de arte, debemos mantenerlas a temperatura y humedad constantes –explicó el extenuado director del museo a Larramendi, y agregó que los acusados no podían haber ingresado al edificio como decían, porque a las cinco y cuarto en punto las puertas se trancan a machote con un sistema electrónico. -Entramos sin problemas –repitió Pedro por centésima vez, fiel a su primera versión. -¿Y qué pasó entonces? –inquirió Larramendi. -¿Pretende que le cuente los detalles, inspector? Amarnos toda la noche, eso es lo que hicimos. -¿Dónde y cuándo conociste a Elena Etxebarría? -¡Con que así se llama! Elena… como Elena de Troya… Aitor Larramendi concluyó que los transgresores no se conocían antes de cometer el delito y debió admitir, a regañadientes, que no hubo premeditación ni alevosía en sus actos. Aquel sábado memorable Elena Etxebarría iba a casarse con su novio de toda la vida, un buen hombre que trabajaba en la modesta panadería de su padre y había sido nada menos que arquero del equipo de fútbol del Colegio San Ignacio de Loyola. Sin embargo, según averiguó el inspector al interrogar astutamente al jesuita que iba a desposarlos, así como a varios testigos presenciales, la boda de Elena Etxebarría y el futbolista nunca se llevó a cabo. Le contaron que la novia entró trastabillando a la iglesia, sostenida apenas por el brazo poderoso de su hermano mayor, con una hora de atraso y sollozando como viuda. Su llanto impedía oír con claridad los acordes de la marcha nupcial en el órgano. Otro indicio de que la novia no estaba en sus cabales fue que antes de llegar al altar se quitó los zapatos, lanzándolos lejos de dos patadas, y la evidencia final de su descontento se produjo cuando de súbito dio media vuelta y salió disparada del templo, dejando al futbolista, al oficiante y al resto de la concurrencia en un palmo de narices.

No volvieron a saber de ella hasta el día siguiente, cuando apareció su fotografía en El Correo Español bajo el título de “Los Misteriosos Amantes del Guggenheim”. -Repito: ¿dónde se conocieron? –insistió el detective. -En la barra del bar de Íñigo y apenas la vi me llamó la atención –dijo Pedro Berastegui en su testimonio. -¿Por qué? –preguntó el detective Aitor Larramendi. -Por qué qué. -Por qué te llamó la atención, hombre. -Bueno, no se encuentran a cada rato tías vestidas de novia, llorando y bebiendo como cosacos en un bar. -¿Qué hiciste entonces? -Le hablé. -Sigue. -Ella me lanzó una mirada y me enamoró. Así nomás fue, se lo juro. Tenía el maquillaje hecho una porquería, parecía un payaso, pero esos ojos verdes de faraona se me clavaron en el corazón. Se lo digo, inspector, nunca me había pasado algo así. Sentí un corrientazo brutal, como meter el dedo en un enchufe. -¿Y ella? -Ella puso la cabeza en mi pecho y siguió llorando como una cría. No supe qué hacer. Después de un rato me la llevé al baño y le lavé la cara. Le pregunté por qué lloraba tanto y me dijo que su novio era un cretino sin remedio. Entonces le ofrecí casarme con ella allí mismo. -Estaban ebrios, claro. -Ella estaba un poquín mareada, pero yo no bebo. Soy abstemio, que le dicen. Me había fumado un pito, pero de alcohol, nada. Al bar fui sólo a cobrarle a Íñigo una apuesta que habíamos hecho por lo del Sumo Pontífice. -¿Qué te contestó ella? -Dijo que bueno, que se casaría conmigo para aprovechar el vestido. Después me besó de lleno en la boca. -¿Y tú? -La besé también, ¿no habría hecho usted lo mismo? No podíamos despegarnos, nos besábamos apurados, desesperados. Fue amor a primera vista, como en el cine. -¿Entonces? -Entonces interrumpió el pesado de Íñigo y nos echó a la calle, dijo que nos fuéramos a un motel, que éramos unos desvergonzados. Todo para no pagarme la apuesta. -Sigue. -Nos fuimos. Echamos a andar sin rumbo, andábamos buscando una tasca para reponer un poco el cuerpo, nos habría venido bien un bocadillo, pero no encontramos ninguna. Se largó a llover suavecito y no teníamos paraguas; la cubrí con mi chaqueta, pero no había modo de evitar que se le arruinara el vestido. Quise llevarla a mi piso, pero me acordé que mi madre estaría con mis tíos viendo la tele, por el escándalo del Papa, ¿sabe? -Sí, hombre, ya lo sé. -Entonces el museo se me apreció por delante, como un truco de ilusionismo. ¡Una maravilla! Y Pedro Berastegui enmudeció, perdido en los recuerdos de su espléndida noche. -¡Continúa, carajo!- lo conminó el detective. -Se me ocurrió que allí podíamos cobijarnos por esa larga explanada que hay frente a las puertas del museo, la conoce, ¿verdad? -¿Nadie los detuvo? ¿Dónde estaban los guardias? -No había nadie, lo que se dice nadie, inspector. -¿Y? -Se lo dije, apenas tocamos la puerta se abrió, invitándonos a entrar. Ella me besó de nuevo y me dijo que quería cruzar el umbral en brazos, como una novia de verdad. Traté de levantarla pero me enredé en la cola del vestido y nos caímos, muertos de risa. Quisimos ponernos de pie y resbalamos de nuevo, por último entramos a gatas, besándonos y riéndonos y tocándonos por todas partes. Ahora sé cómo es la locura de amor, inspector. Yo nunca había… -¿Vas a decirme que no averiguaste su nombre ni por qué andaba vestida de novia?- lo interrumpió el detective, quien llevaba veintitrés años de aburrido matrimonio y en el fondo no deseaba enterarse de placeres que tal vez nunca podría experimentar. -No se me ocurrió, es la verdad, inspector. Además yo no soy hombre de muchas palabras, voy directo al grano, ¿me entiende? Larramendi también es de los que prefieren ir directo al grano, pero después, al interrogar a Elena Etxebarría, se propuso utilizar cierta sutileza con el fin de no asustarla. -¿Eres puta? –le preguntó. La chica, sentada muy tiesa en una silla de la clínica de rehabilitación, con su bata de loca y el cabello recogido en una larga cola de caballo, se echó a llorar, humillada. Entre hipos manifestó que se había educado en las monjas, había preservado intacta su virginidad hasta la noche del museo y no pensaba tolerar que un macaco bigotudo y patizambo la insultara de gratis, qué se había imaginado, a ver qué harían sus tres hermanos cuando lo supieran. -Bueno, niña, cálmate. Es una pregunta de rutina, sin mala intención. Es que me parece un poco raro que Berastegui y tú hicieran lo que hicieron así nomás, sin ser presentados, sin saber ni el nombre del otro, nada… -Fue como si nos conociéramos de siempre, inspector, como si hubiéramos estado juntos en otra vida. ¿Usted cree en la reencarnación? -No. Soy cristiano. -Yo también, pero una cosa no quita la otra, si usted lo piensa bien. Al momento de cruzar el umbral del museo fue como si estuviéramos casados ante Dios y el registro civil –dijo Elena y procedió a contarle que con su novio, el de antes, el futbolista, no sentía nada. -¿Se imagina, inspector? Así es el destino. Si no salgo escapando de la iglesia y no entro en ese bar, no habría conocido nunca el amor verdadero –agregó. -Esto no es amor, mujer, es lujuria, es puro delirio etílico. ¿Cómo explicas que ustedes dos pasaran la noche entera dando brincos por el museo y no quedaran grabados en las cámaras de vídeo? -Tal vez nos volvimos transparentes… -¡Mucho cuidado con el sarcasmo! -¿No sabe que el Guggenheim está embrujado, inspector? -¿Qué brutalidades dices? ¡Es el museo más moderno del mundo! –la interrumpió el detective Aitor Larramendi, aunque sabía muy bien a qué se refería la joven de los ojos verdes. Los rumores habían circulado apenas comenzó la construcción del edificio: decían que era humanamente imposible hacer algo de tal belleza sin pactar con las fuerzas del Otro Lado. -Este edificio está erizado de alarmas. No me explico cómo ninguna funcionó. -¿Está seguro de que estábamos en el museo? -¿Me estás tomando el pelo? -Se lo pregunto en serio, inspector. Si estaba cerrado, como dice, y si no sonaron las alarmas, tal vez nunca estuvimos allí. La verdad es que donde hicimos el amor no parecía un museo, lo recuerdo como un palacio de cristal, una ciudadela de otro planeta, como las que salen en las películas. -¿Cómo así? –preguntó Larramendi también por rutina, porque ya estaba cansado de todo este asunto. -Por las ventanas veíamos caer diamantes, había una música de cascada… -Lluvia, hija, era lluvia. -Y un olor tenue de ciruelas maduras. -Serían las rosas de tu ramo. -No. Eran ciruelas. ¿Ha olido las ciruelas en verano, inspector? Es una fragancia espesa, deja la boca llena de urgencias. -Está bien, olía a ciruelas. -Usted dice que nos metimos en el Guggenheim, pero yo le digo que estábamos en un lugar fantástico, no había paredes, sólo vastos espacios de luz. -Los muros son de cemento, Elena. -Créame, eran salas imaginarias, palpitantes y mórbidas. No sólo se oía el agua, estoy segura de que algo vibraba en el aire, como un murmullo, como ese río de palabras que se dicen sin pensar cuando uno hace el amor. ¿Sabe a qué me refiero? -No. -Lástima. Bueno, entonces empezamos a flotar. -¿Cómo es eso de flotar? -¿Nunca ha estado enamorado, inspector? -Aquí las preguntas las hago yo, ¿entendido? -Íbamos flotando, de la mano, llevados por una brisa que inflaba los velos de mi vestido. -Dentro del edificio no hay brisa. Sería la calefacción. -Eso mismo, inspector. Pedro, así me dijo que se llama, ¿no?, se despojó de los pantalones, la camisa, los calzoncillos y su ropa también flotaba, como globos de cumpleaños. -Actos indecentes en un lugar público –determinó enfático el inspector. -No había público. Pedro quiso quitarme el vestido, pero no pudo desabrocharlo. Esos botoncitos son imposibles, ¿sabe? -¿Vas a decirme que seguían volando como moscas? -Así mismo. Una vez que recorrimos todas las salas y nos metimos dentro de las pinturas y nos bebimos los colores y jugamos en el laberinto y bailamos con las esculturas, entonces aterrizamos. -¿Dónde exactamente? –quiso averiguar Aitor Larramendi. -¡Qué sé yo! El mastín de Bilbao suspiró: la muchacha tenía menos cerebro que un pollo. Volvió al cuartel, donde Pedro Berastegui, todavía esposado, bebía café y comentaba el escándalo del Papa con dos detectives de turno. Larramendi no era partidario de confraternizar con los detenidos, porque se perdía autoridad y se violaba el reglamento. Después de arrebatarle el vaso de cartón de las manos, condijo de un ala al joven rumbo al cuarto verde de los interrogatorios. -Así es que no le preguntaste el nombre a la chica –lo espetó, retomando sus preguntas donde las había dejado horas antes. -No hubo tiempo para mucha conversación, estábamos algo ocupado, ¿sabe? -Haciendo el amor como perros –lo interrumpió el inspector. -Como ángeles, diría yo. -Como un par de enajenados en pelotas. -Yo sí, lo admito, pero ella tenía puesto el vestido y estaba cubierta por sus cabellos sueltos. ¿Vio qué lindo pelo tiene? Pura seda, como de muñeca. -Ahórrate las metáforas, Berastegui. ¿Cómo desconectaste las alarmas y los televisores? -Yo no toqué ninguna cosa. En ese museo pasan cosas raras. Mi tío, el cojo, hermano de mi madre, tuvo que ir a repara el ascensor la noche del Viernes Santo y dice que con sus propios ojos vio a una estatua moverse. ¿Cuál? -Una de esas torcidas con intestinos. -¿Cómo se llama tu tío? -No se meta con mi familia, inspector –replicó Pedro Berastegui, terminante. El muchacho corroboró punto por punto las declaraciones de Elena Etxebarría. A pesar de su astucia legendaria para sorprender a los sospechosos en contradicciones fatales, Aitor Larramendi debió admitir que carecía de pruebas para mandar a ese par a la cárcel por algunos meses, como seguramente merecían. Sin embargo, la derrota no lo puso de mal humor, por el contrario, debió hacer un esfuerzo para dominar la ligereza en los pies y el asomo de sonrisa que pugnaban por delatar su verdadero estado de ánimo. 

Por primera vez, su oxidado corazón de policía se regocijó ante un delito impune. Mal que mal, dedujo, se trataba de un vicio de amor. Muchos sostenían, como el tío cojo de Pedro Berastegui, que por la noche en el museo las estatuas bailaban la conga, las figuras salían de las pinturas a pasear por las salas y el espacio se llenaba de espíritus juguetones. Entre las conjeturas que se hizo el sagaz detective, estaba la posibilidad de que los amantes hubieran ingresado al Guggenheim en el instante preciso en que el edificio entraba en la dimensión de los sueños y así cayeron, sin proponérselo, en el tiempo que no marcan los relojes. Sería difícil explicar esta teoría a sus superiores, concluyó el detective pisando la colilla de su cigarro, pero con un poco de suerte tal vez no habría necesidad de hacerlo. Era época de elecciones, había problemas con los terroristas y huelga del Servicio Nacional de Salud, la situación no daba para perder el tiempo con enamorados mágicos. El Guggenheim no era más que un museo y ¿a quién le importa el arte? Si los chicos hubieran violado la seguridad del Banco de Bilbao, eso ya sería otra cosa. Pocos días más tarde Aitor Larramendi cerró la carpeta del caso y la colocó al fondo del armario de los asuntos indefinidamente postergados, donde la lenta piedra de moler de la burocracia acabaría por reducirla a polvo. La prensa, ocupada todavía con el escándalo del Vaticano, olvidó pronto a los misteriosos amantes del Guggenheim. El más afectado fue el director del museo, quien no logró quitarse la angustia, a pesar de que reemplazó a los guardias, instaló un nuevo sistema de seguridad y contrató a una célebre psíquica holandesa para desembrujar el museo. En cuanto a los protagonistas de aquel escándalo de amor, sigamos simplemente que cuando Elena Etxebarría recogió el vestido de novia de la tintorería, Pedro Berastegui la esperaba en la esquina con un ramo de rosas frescas en la mano.

Entrevista

Isabel Allende. 💗
(Entrevista reciente de un diario panameño a la escritora).
Habla de la muerte, sexo, México, libros y otras cosas.
Dejo algunas declaraciones:
-Me siento excluida del club masculino de la literatura latinoamericana. Me ha costado mucho obtener el respeto que cualquier muchacho que escribe su primer ‘librito' obtiene de inmediato'
-El dolor de perder a su hija Paula ‘nunca se ha ido' y eso la ha hecho ‘apreciar más la vida', dice, ‘soy una persona optimista y alegre, creo que se nota en mis libros', zanja.
-Trump representa lo que más me disgusta en la política y en las personas

17 oct 2018

‘Ocultas’ reivindica a las mujeres en la literatura

EL PERIÓDICO 16/10/2018 

 Desde el año 2016, el 15 de octubre se celebra el Día de las Escritoras. La Universidad de Zaragoza, en su campus de Huesca, se suma a la conmemoración con la exposición Ocultas, que recoge obra narrativa, poética y teatral de autoras aragonesas, españolas e hispanoamericanas. La Biblioteca de la Facultad de Empresa y Gestión Pública –que cuenta con una de las colecciones más amplias de la provincia en materias humanísticas, compuesta por cerca de 20.000 libros– expone una selección de sus fondos, que puede visitarse, en la sede de este centro, desde ayer hasta el 28 de octubre en horadio de 8.30 a 21 horas, de lunes a viernes,. 

 La celebración del Día de las Escritoras fue una iniciativa de la Biblioteca Nacional, la Asociación Clásicas y Modernas y la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias, con el propósito de compensar la discriminación histórica de las mujeres en la literatura. Así, José Manuel Ubé, director de la biblioteca del campus oscense, explica que la exposición quiere contribuir a hacer visibles a las mujeres escritoras, que «durante siglos y aun hoy han estado ocultas, a raíz de una preponderancia masculina que también se ha dejado notar, y mucho, en lo cultural». 

 La Biblioteca de la Facultad de Empresa y Gestión Pública, además de los fondos de las materias vinculadas a las enseñanzas que imparte (como son economía, empresa, gestión y administración pública, o turismo, entre otras) cuenta también con una amplia colección de obras de literatura, lengua, filosofía, historia, arte, arqueología, y otros contenidos procedentes de las licenciaturas en Filosofía y Letras y en Humanidades que impartió el Campus de Huesca durante décadas. Los casi 20.000 volúmenes que componen este fondo humanístico la convierten en una de las más ricas colecciones de la provincia en estas materias. La exposición incluye numerosas obras de autoras aragonesas entre las que están Ana María Navales, Soledad Puértolas, Cristina Grande, María Frisa, Almudena Vidorreta, Angélica Morales, Ángeles de Irisarri, o las escritoras en lengua aragonesa Juana Coscujuela, Ana Abarca de Bolea o Carmen Castán. También se recogen volúmenes colectivos de Brioleta, el encuentro anual de mujeres escritoras que acoge la población pirenaica de Yésero. Junto a ellas se han seleccionado publicaciones firmadas por autoras españolas como Carmen Laforet, Belén Gopegui, María de Zayas, Almudena Grandes, Rosa Montero, María de la Pau Janer o Rosalía de Castro –estas últimas con obra en catalán y castellano, y en gallego y en castellano, respectivamente–; que vienen acompañadas por una serie de piezas teatrales, de escritoras menos conocidas, como Luisa Carnés, Magda Donato, Carmen Resino o Gemma Rodríguez. 

Entre las sudamericanas encontramos a Isabel Allende, Laura Esquivel o Zoe Valdés, o a la dramaturga Adriana Genta.

14 oct 2018

Entrevista

Continuación de la entrevista a Isabel Allende.

Leí que tu primer libro en realidad comenzó como una carta.
A mi abuelo que moría en Chile. Y estaba viviendo en Venezuela y no podía regresar a Chile en ese momento. Entonces comencé una carta, pero creo que muy pronto me di cuenta de que él nunca la iba a leer y, en segundo lugar, que no era una carta. Era algo muy diferente. Algo que había estado creciendo dentro de mí durante años y años. Simplemente no estaba listo para escribirlo o no tenía una buena excusa.
Estaba escribiendo en la noche solo porque tenía un trabajo de día; Trabajaba en una escuela Y tuve dos turnos, desde las siete de la mañana hasta la una. Y luego desde la una hasta las siete de la tarde. Así fueron las 12 horas, el día de trabajo. No hay pausa para el almuerzo. Y podría escribir un libro por la noche. Entonces, cuando mis alumnos a veces dicen: "Oh, no tengo tiempo para escribir", digo: Levántate más temprano. Quédate despierto más tarde. Siempre hay una manera de hacerlo si quieres. Es como cuando te enamoras, siempre hay una forma en que te reunirás, incluso si está detrás de una puerta.
Dijiste que estabas trabajando en una escuela. ¿Que estuviste haciendo?
Yo estaba administrando una escuela. Traté con bancos y dinero. Fui terrible con todo eso, pero ese fue mi trabajo durante cuatro años y medio.
Luego vino el libro, ¿y el cambio en tu vida fue bastante rápido después de eso?
Oh, no, no, no. Luego vino el libro y, por supuesto, no renuncié a mi trabajo porque no sabía que se ganaría la vida. No pensé que pudiera. Y luego escribí un segundo libro y todavía tenía mi trabajo y todavía trabajaba de noche. Yo estaba viviendo en Venezuela. El primer libro que escribí con una pequeña máquina de escribir portátil en el mostrador de la cocina. El segundo libro organicé una pequeña oficina en un armario y compré una máquina de escribir eléctrica. Y para el tercer libro, mi hijo dijo: "Necesitas una computadora". Después de mi tercer libro renuncié a mi trabajo.
El tercer libro fue ...?
Eva Luna. Pero no pensé que podría apoyar a una familia simplemente escribiendo. Era como algo al costado. Mis libros ya estaban siendo traducidos y eran los más vendidos y todo eso. Pero seguía siendo muy inseguro. No tenía la sensación de poder escribir otro libro. Esto sucede cada vez, pero ahora he aprendido a confiar en que volverá a suceder. Pero cada vez que termino un libro tengo la sensación de que sucedió por casualidad. Que aproveché la historia por una especie de milagro y que la próxima vez no suceda. Así que es un sentimiento de incertidumbre. Y ahora confío, aunque no tengo ninguna idea en mi corazón o en mi mente el 8 de enero, confío en que si me quedo sentado allí por mucho tiempo, algo sucederá. Pero qué, no lo sé.
¿De dónde vienen tus historias?
No sé cómo sucede. De alguna manera tiene que ver con la memoria. Tiene que ver con la persona que soy. Con las experiencias que he tenido en mi vida. Tiene que ver con el mundo a mi alrededor que me interesa porque no pude escribir un thriller, por ejemplo, porque no me interesa eso. O un libro sobre el mundo corporativo. Es sobre el mundo que me parece interesante. Pero no tengo el control, y no sé si va a suceder.
Tengo este sentimiento muy fuerte porque después de que escribí PaulaEstuve en el bloque de un escritor durante mucho tiempo. Me sentaba frente a la computadora día tras día y nada salía. Tendría historias. Incluso escribiría el bosquejo de la historia y luego no podría escribir la historia porque simplemente no sucedió. ¿Que es lo que necesitas? No lo sé. Tal vez un poco de alegría o buena suerte que no tuve. Estaba deprimido y me estaba esforzando demasiado. ¿Quién sabe?
Dijiste que estabas bloqueado por mucho tiempo. ¿Cuánto tiempo?
Tres años.
Eso es un largo tiempo. ¿Y luego qué pasó?
Me di un tema. Recordé que soy periodista de formación y que si me dan un tema y tiempo suficiente para investigar, puedo escribir sobre casi cualquier cosa. Así que me di un tema que sería lo más alejado posible de la muerte. Y decidí escribir sobre comida y sexo, amor: una celebración de la vida. Elegí escribir sobre afrodisíacos. En la investigación creo que volví a mi cuerpo.
Así que ahora sé que, si el 8 de enero estoy bloqueado o no inspirado o lo que sea que pase, siempre puedo hacer no ficción y comenzar un proyecto que no es ficción.
¿Tienes un tema que te interesa actualmente?
Me gustaría escribir sobre la belleza. No tengo tanto miedo porque tengo ese recurso. Prefiero escribir una novela, por supuesto. En una novela soy libre de hacer lo que quiera. Y en un libro que no es ficción, debo apegarme a los hechos. Yo no era un periodista muy bueno. Realmente, yo era un periodista pésimo. Mentiría todo el tiempo. Nunca podría ser objetivo. Y si no tuviera una historia, la inventaría. Así que como periodista no fui bueno. Pero todas esas cosas están permitidas en la ficción. | Noviembre de 1999

Hija de la fortuna (Fragmento)



Hija de la fortuna. (Fragmento).
Desilusiones
A finales del otoño Tao Chi´en recibió la última carta de Eliza que había pasado de mano en mano durante varios meses siguiendo su rastro hasta San Francisco.
Había dejado Sacramento en abril. El invierno en esa ciudad se le hizo eterno, sólo lo sostuvieron las cartas de Eliza, que llegaban esporádicamente, la esperanza de que el espíritu de Lin lo ubicara y su amistad con el otro "zhong yi".

 Había conseguido libros de medicina occidental y asumía encantado la paciente tarea de traducirlos línea por línea a su amigo, así ambos absorbían al mismo tiempo esos conocimientos tan diferentes a los suyos. Se enteraron que en Occidente poco sesabía de plantas fundamentales,de prevenir enfermedades o del "qi", la energía del cuerpo no se mencionaba en esos textos, pero estaban mucho más avanzados en otros aspectos. Con su amigo pasaba días comparando y discutiendo, pero el estudio no fue suficiente consuelo; le pesaba tanto el aislamiento y la soledad, que abandonó su casucha de tablas y su jardín de plantas medicinales y se trasladó a vivir en un hotel de chinos, donde al menos oía su lengua y comía a su gusto. A pesar de que sus clientes eran muy pobres y a menudo los atendía gratis, había ahorrado dinero. Si Eliza regresara se instalarían en una buena casa, pensaba, pero mientras estuviera solo el hotel bastaba. El otro "zhong yi" planeaba encargar una joven esposa a China e instalarse definitivamente en los Estados Unidos,porque a pesar de su condición de extranjero, allí podía tener mejor vida que en su país. Tao Chi´en lo advirtió contra la vanidad de los "lirios dorados", especialmente en América, donde se caminaba tanto y los "fan güey" se burlarían de una mujer con pies de muñeca. "Pídale al agente que le traiga una esposa
sonriente y sana, todo lo demás no importa", le aconsejó, pensando en el breve paso por este mundo de su inolvidable Lin y en cuanto más feliz hubiera sido con los pies y los pulmones fuertes de Eliza. Su mujer andaba perdida, no sabía
ubicarse en esa tierra extraña. La invocaba en sus horas de meditación y en sus poesías, pero no volvió a aparecer ni siquiera en sus sueños. La última vez que estuvo con ella fue aquel día en la bodega del barco, cuando ella lo visitó con su
vestido de seda verde y las peonias en el peinado para pedirle que salvara a Eliza, pero eso había sido a la altura del Perú y desde entonces había pasado tanta agua, tierra y tiempo, que Lin seguramente vagaba confundida. Imaginaba al dulce espíritu buscándolo en ese vasto continente desconocido sin lograr ubicarlo. Por sugerencia del "zhong yi" mandó pintar un retrato de ella a un artista recién llegado de Shanghai, un verdadero genio del tatuaje y el dibujo, quien siguió sus precisas instrucciones, pero el resultado no hacía justicia a la transparente hermosura de Lin. Tao Chi´en formó un pequeño altar con el cuadro, frente al cual se sentaba a llamarla. No entendía por qué la soledad, que antes consideraba una bendición y un lujo, ahora le resultaba intolerable. El peor inconveniente de sus años de marinero había sido la falta de un espacio privado para la quietud o el
silencio, pero ahora que lo tenía deseaba compañía. Sin embargo la idea de encargar una novia le parecía un disparate. Una vez antes los espíritus de sus antepasados le habían conseguido una esposa perfecta, pero tras esa aparente buena fortuna había una maldición oculta. Conoció el amor correspondido y ya nunca más volverían los tiempos de la inocencia, cuando cualquier mujer con pies pequeños y buen carácter le parecía suficiente. Se creía condenado a vivir del recuerdo de Lin, porque ninguna otra podría ocupar su lugar con dignidad. No deseaba una sirvienta o una concubina. Ni siquiera la necesidad de tener hijos para
que honraran su nombre y cuidaran su tumba le servía de aliciente. Trató de explicárselo a su amigo, pero se enredó en el lenguaje, sin palabras en su vocabulario para expresar ese tormento. La mujer es una criatura útil para el trabajo, la maternidad y el placer, pero ningún hombre culto e inteligente
pretendería hacer de ella su compañera, le había dicho su amigo la única vez que le confió sus sentimientos. En China bastaba echar una mirada alrededor para entender tal razonamiento, pero en América las relaciones entre esposos parecían diferentes. De partida, nadie tenía concubinas, al menos abiertamente. Las pocas familias de "fan güey" que Tao Chi´en había conocido en esa tierra de hombres solos, le resultaban impenetrables. No podía imaginar cómo funcionaban en la intimidad, dado que aparentemente los maridos consideraban a sus mujeres como iguales. Era un misterio que le interesaba explorar, como tantos otros en ese
extraordinario país.
Las primeras cartas de Eliza llegaron al restaurante y como la comunidad china conocía a Tao Chi´en, no tardaron en entregárselas. Esas largas cartas, llenas de detalles, eran su mejor compañía. Recordaba a Eliza sorprendido de su añoranza, porque nunca pensó que la amistad con una mujer fuera posible y menos con una de otra cultura. La había visto casi siempre en ropas masculinas,pero le parecía totalmente femenina y le extrañaba que los demás aceptaran su aspecto sin hacer preguntas. "Los hombres no miran a los hombres y las mujeres creen que soy un chico afeminado" le había escrito ella en una carta. Para él, en cambio, era la muchacha vestida de blanco a quien quitó el corsé en una casucha de pescadores en Valparaíso, la enferma que se entregó sin reservas a sus cuidados en la bodega del barco, el cuerpo tibio pegado al suyo en las noches heladas bajo un techo de lona, la voz alegre canturreando mientras cocinaba y el rostro de expresión grave cuando lo ayudaba a curar a los heridos. Ya no la veía como una niña, sino como una mujer, a pesar de sus huesitos de nada y su cara infantil. Pensaba en cómo cambió al cortarse el cabello y se arrepentía de no haber guardado su trenza, idea que se le ocurrió entonces, pero la descartó como una forma bochornosa de sentimentalismo. Al menos ahora podría tenerla en sus manos para invocar la
presencia de esa amiga singular.En su práctica de meditación nunca dejaba de enviarle energía protectora para ayudarla a sobrevivir las mil muertes y desgracias posibles que procuraba no formular, porque sabía que quien se complace en pensar en lo malo, acaba por convocarlo. A veces soñaba con ella y amanecía sudando, entonces echaba la suerte con sus palitos del I Chin para ver lo invisible. En los ambiguos mensajes Eliza aparecía siempre en marcha hacia la montaña, eso lo tranquilizaba un poco.

Isabel Allende.

Serie sobre la vida de Isabel Allende

A través de Ezequiel Hércules Poirot.
Serie sobre Isabel Allende. Para los que viven en Chile: (Canal Mega)
Isabel Allende: No me mires así, ficción biográfica que narra la vida de la best-seller chilena y que será emitida por Mega. La serie de tres capítulos contará con la producción ejecutiva de Isabel Miquel y abordará la vida y obra de la autora de “La casa de los espíritus”, incluyendo sus inicios en el periodismo, su exilio en Venezuela, la complicada relación con su familia y la enfermedad y muerte de su hija Paula.
“Isabel Allende: No me mires así”, será protagonizada por Daniela Ramírez y contará con la actuación de Magdalena Müller.
(Espero que cuando tengan novedades nos avisen), así vemos como podemos descargarla de la web!! Buen jueves a todos, viva la literatura!!



Entrevista

Isabel Allende: Entrevista. Nota de Archivo.
(Continuación.)


-Si lees la historia de África escrita por los eruditos blancos, tiene un ángulo totalmente diferente a las cosas reales que sucedieron allí. Y lo mismo en la fiebre del oro. Primero que todo hay que saber que era territorio mexicano hasta nueve días después de que descubrieron el oro. Allí se hablaba español: era un lugar totalmente hispano hasta que México perdió la guerra contra Estados Unidos y perdió Texas, Arizona, Utah, la mitad de Colorado, Nuevo México y California. Entonces, al principio, en 1848, eran principalmente personas de color quienes minaban. Y luego llegaron los 49ers y se hicieron cargo y se convirtió en un territorio estadounidense.
Tengo un nieto en cuarto grado y él está estudiando la fiebre del oro. La maestra leyó mi libro y me pidió que fuera a la escuela y hablara con la escuela. Así que fui y me subieron desde el tercer grado: todos allí. Porque la maestra dijo que nunca habían leído la historia desde la perspectiva del inmigrante y la gente de color. Los perdedores. No las personas que conquistaron y se hicieron cargo. Pero los que habían estado allí y lo perdieron todo. Y había muchos chilenos y peruanos. Los blancos hicieron muchas reglas contra la gente de color. Especialmente contra los chinos. Los peores abusos fueron contra los chinos.
¿Y dónde investigué todo eso? Bueno, la mitad en Chile. Debido a que los mineros chilenos que llegaron a la fiebre del oro, después del primer año fueron expulsados. Las minas les fueron quitadas y el oro fue quitado. Así que volvieron. Pero escribieron cartas a casa y mantuvieron diarios. Y uno de ellos escribió un libro. Así que investigar desde esa perspectiva es muy interesante. Eso también es muy interesante porque allí descubres que un vaso de leche era más precioso y más caro que una botella de Champagne porque el licor estaba por todas partes pero no había nadie para ordeñar a las vacas. Una barra de pan era la cosa más preciosa porque no había nadie para hornear.
-¿Qué te envió en el viaje de este libro?
Me mudé a los Estados Unidos en 1987 porque me enamoré de un chico y pensé que lo sacaría de mi sistema en una semana. Bueno, eso fue hace 12 años... Por lo tanto, allí la vida tiene una manera de hacer eso.
Sí. Escribí un libro sobre la vida de este chico y tuve que investigar porque no sabía nada de California cuando me mudé a California. Entonces descubrí que San Francisco solo tiene 150 años. Y pensé, ¿por qué esta sociedad tan sofisticada y elegante, tan compleja y contradictoria en muchos sentidos, podría salir de la nada en 150 años? Me di cuenta de que era la fiebre del oro que trajo a gente de todo el mundo allí. Y luego, al principio, ya tenía la misma diversidad y era tan cosmopolita como lo es hoy.
-Eres uno de las autoras más célebres del mundo.
-Gracias. Mi madre debería oír eso.
-¿Cómo se siente?
-Mis libros se llaman vendedores largos. Todos están impresos y se requieren lecturas en las escuelas secundarias, colegios y universidades de todo el mundo para que sigan funcionando. He tenido mucha suerte en ese sentido. Recuerdo que cuando escribí La casa de los espíritus, todos hablaban del libro. Y mi agente dijo: "No se haga ninguna idea. Es solo el momento que decide si algo es bueno o no. El hecho de que se esté vendiendo ahora y todo el mundo quiera leerlo no significa nada, porque en un año o así podría ser totalmente olvidado ". Entonces es el momento que realmente determina si algo será trascendente o no.
Me ha sorprendido porque no esperaba nada. No sabía si mi libro iba a ser publicado alguna vez. Cuando escribí La casa de los espíritus.No sabía qué era. Había escrito algo, pero no me atreví a llamarlo novela. Y luego mi madre dijo: "Sabes, creo que esto podría ser una novela". Se lo ofreció a algunos amigos que eran editores y editores en América Latina. Nadie quería leerlo y fue rechazado en todas partes hasta que la recepcionista de una editorial me llamó y me dijo: "Me llevé el manuscrito a casa y lo leí, y no sé nada de literatura, pero una cosa que sé es que este libro no se publicará aquí. ¿Por qué no encuentra un agente? " Y yo dije: ¿Qué? No sabía que había agentes para la literatura. Y ella me dijo que sin un agente era prácticamente imposible para un nuevo escritor comenzar. Ella me dio el nombre de un agente en España. Yo estaba viviendo en Venezuela.
Así que todo pasó muy rápido y todo fue una sorpresa. Todo.
-Hay un tema de exilio a lo largo de sus libros.
-Diría que mis protagonistas y la mayoría de mis personajes son siempre marginales. Incluso si no son exiliados en el sentido de que tienen que abandonar el país. Son exiliados del gran paraguas del establecimiento. Me gustan las personas que están al borde y, por lo tanto, no están protegidas. Y es cuando tienes que sacar toda la fuerza que tienes dentro y si vives protegido nunca lo usas, porque no lo necesitas. Pero cuando vas a una situación que es extrema, como una guerra o lo que sea, o cuando eres un mártir, necesitas toda esa fuerza y te das cuenta de que tienes esta increíble fuente de energía en tu interior. Que está ahí cuando la alcanzamos.
-Explica "marginal".
-Marginal en el sentido de que, por ejemplo, mis protagonistas son extranjeros, inmigrantes, exiliados, homosexuales, ladrones, mujeres sin educación y pobres, huérfanas: personas que no nacen con privilegios. Nunca. Y si nacen en un privilegio como en La casa de los espíritus, hay algo en sus vidas que los hace marginales. No encajan. Gente que no encaja.
-Entonces, ¿en los márgenes de la sociedad?
-Exactamente.
-¿Qué pensaste de la película La casa de los espíritus ?
-Me gustó la película. Pero, por supuesto, no es latinoamericano. Es una película muy escandinava. Pero me gustó. Pensé que era interesante y lo disfruté. Cuando vi la película, me di cuenta de lo que trataba mi libro. [Risas] En realidad no lo sabía antes. Creo que en la mayoría de mis libros, pero especialmente en el primero, no sabía lo que estaba haciendo. Luego, durante años, la gente preguntaba: ¿de qué trata tu libro? Y para mí todas las historias en el libro tenían el mismo nivel de importancia. Todos los personajes fueron protagonistas. No sabía quién era el personaje principal y quién era el personaje secundario. No sabía cuál de las historias era la historia principal. Pero luego vi la película y alguien más había elegido cuál era la historia principal. Y yo dije, está bien. De esto se trata el libro.
-De amor y sombras es una película. Está en video ahora. Y están escribiendo el guión de Eva Luna y varias historias cortas. Tengo un par de propuestas para esta [ Hija de la fortuna ] pero todavía no voy a hacer eso. Voy a esperar un poco
-¿Estás trabajando en algo ahora?
-No estoy trabajando en nada en este momento. Espero que el 8 de enero (2000) esté sentada en algún lugar con el cinturón de castidad, trabajando. Espero.

Fin de la Nota realizada por: 
Linda L. Richards, editora de la Revista January.

Grupos de Isabel Allende

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https://www.facebook.com/groups/56265598656/


13 oct 2018

Isabel Allende escribe sobre hazaña de Neruda con el barco Winnipeg

La novela saldrá en 2019 cuando se conmemoren 80 años de la llegada de 2.200 refugiados españoles a Chile. La autora recibirá el National Book Award honorario en EEUU por su “contribución a las letras” de ese país. Acompañó el cortejo fúnebre, que sería considerado la primera manifestación pública contra el régimen militar, a dos semanas del golpe de Estado. 

La escritora Isabel Allende caminó por las calles vigiladas junto a cientos de personas que despidieron a Pablo Neruda en el Cementerio General, luego que el poeta muriera el 23 de septiembre de 1973. La autora había conocido al poeta cuando dedicaba su tiempo al periodismo. “Mira, tú mientes todo el tiempo, inventas historias… Todo eso, que son defectos en el periodismo, son virtudes en la literatura, así que mejor dedíquese a escribir ficción”, le recomendó Neruda a Isabel Allende. Hoy con 76 años y convertida en un fenómeno literario mundial, con más de 68 millones de ejemplares vendidos, Allende vuelve a visitar la figura del poeta. Es más, ya entregó a su agente su nueva novela donde el Premio Nobel es protagonista. 

 Isabel Allende: "Me voy a morir antes de ver el fin del patriarcado" Luis Poirot y el rostro de las letras chilenas En su próximo libro la autora de La casa de los espíritus recreará la hazaña liderada por Neruda a fines de los 30. La labor encomendada por el presidente Pedro Aguirre Cerda consistió en ofrecer refugio a un grupo de españoles republicanos afectados por la Guerra Civil. La gestión del poeta implicó el viaje de más de 2.200 personas en el barco Winnipeg, que zarpó el 4 de agosto de 1939, desde el puerto francés de Poullac. “Labriegos, carpinteros,/ pescadores,/ torneros, maquinistas,/ alfareros, curtidores:/ se iba poblando el barco/ que partía a mi patria”, apuntó Neruda sobre la embarcación que un mes después de partir llegó a Valparaíso.

 “Mi nueva novela ya está en manos de la Agencia Balcells. Ha sido muy fácil investigar la historia, porque hay mucha información y todavía hay gente que vivió esa odisea, como Víctor Pey, que tiene 103 años y está como tuna”, cuenta Allende a Culto. “Con él he mantenido tupida correspondencia, es un amigo querido. Nada mejor que los testimonios de primera mano. No tengo un título definitivo para el libro. Soy pésima a la hora de titular, por lo general hago una lista y acabo por lanzar una moneda al aire”, agrega. Fernando Sáez, director ejecutivo de la Fundación Neruda, comenta: “Es una historia que nadie ha narrado bien, la de los españoles que llegaron a Chile e hicieron una revolución en la sociedad”, y cuenta que se enteró de la novela que escribe Allende ya que los derechos de ella como los del poeta los representa la agencia Balcells. La autora solicitó el permiso de algunos fragmentos de poemas para reproducir en su última obra. Aplausos en inglés El nuevo título saldrá en 2019 cuando se cumplan 80 años del viaje que trajo a refugiados que después se convirtieron en destacadas personalidades de la cultura y sociedad local, como Mauricio Amster, José Balmes, Roser Bru y Leopoldo Castedo, entre otros. La escritora, quien vive hace 30 años en California, acaba de ser distinguida con el Nacional Book Award honorario en EEUU, otorgado por la National Book Foundation, por su “contribución a las letras estadounidenses”. Allende es la primera narradora de lengua española que recibe el reconocimiento y la segunda extranjera tras Saul Bellow. Otros premiados son Toni Morrison, Don DeLillo, Arthur Miller, Stephen King y Joan Didion. La autora de Mi país inventado recibirá una medalla en una ceremonia en la National Book Foundation el 14 de noviembre, en Manhattan, Nueva York.

 “A través de narraciones poderosas creadas con destreza, Allende eleva las historias y las vidas de las mujeres. Nunca es condescendiente con sus lectores ni simplifica las experiencias de los personajes”, dijo de la obra de la chilena Lisa Lucas, directora ejecutiva de la fundación. La escritora, quien en el país ha recibido el Premio José Donoso en 2003 y el Nacional de Literatura en 2010, sabe de reconocimientos extranjeros. En 2014 obtuvo la Medalla de la Libertad de manos de Barack Obama. Dos años después el premio a la trayectoria del PEN Center de EEUU. “Cuando me anunciaron el premio no sabía que yo era la primera autora en lengua española en obtenerlo, me pareció curioso, porque en general estos premios se destinan a quienes escriben en inglés. Es un reconocimiento muy importante, aunque para mí no lo es tanto como el Premio Nacional de Literatura que recibí en el país. Tengo muchos premios internacionales, pero en Chile me costó décadas ser respetada por mis colegas y los críticos”, dice Allende, quien en junio del año pasado publicó Más allá del invierno, novela que en un año ha vendido 40 mil copias en el país. Estas últimas semanas han sido complicadas para ella. El 5 de septiembre murió su madre, Francisca Llona, a los 97 años, en Santiago. La escritora viajó al funeral, y después regresó a California. Ahora desde allá responde: “Estoy pasando por momentos muy raros, por un lado tengo una pena tremenda con la muerte de mi madre y por otra tengo una acumulación de trabajo que da susto”.

Isabel Allende: ‘La migración solo se da por desesperación'

Isabel Allende (Lima, Perú 1942) no espera la inspiración, simplemente la busca. Así es ella: determinada. 

¿Quién no ha leído, alguna vez, La casa de los espíritus ? O quizá uno ha olvidado que con Paula fue capaz de asomar las lágrimas de todo lector que se sumergió en ese relato. Y es que Allende escribe libros como si acabara de vivir cada imagen que relata. Como si consumiera momentos y poesía en partes iguales. En ellos suele plasmar conflictos sociales, amores... retrata mujeres, así como ella... 

¿Alguien lo duda?  Isabel ha demostrado que la mujer sí sabe escribir. Ya lleva 23 obras a cuestas. Es la escritora que ha vendido más libros en la historia de la literatura en español: más de 70 millones de ejemplares en 35 idiomas. Es un nombre anclado en las letras latinoamericanas. Para lograr esta hazaña superó algunos obstáculos machistas con los que, según afirma, sigue tropezando. ‘Me siento excluida del club masculino de la literatura latinoamericana. Me ha costado mucho obtener el respeto que cualquier muchacho que escribe su primer ‘librito' obtiene de inmediato', revela. A Isabel no le pesa el apellido, lo exhibe con elegancia, a pesar de que fue el Allende que la hizo abandonar su cuna de crianza, en tiempos de Augusto Pinochet. El dolor de perder a su hija Paula ‘nunca se ha ido' y eso la ha hecho ‘apreciar más la vida', dice, ‘soy una persona optimista y alegre, creo que se nota en mis libros', zanja. 

 ¿Qué hay detrás de esos dos nombres? ¿Qué pensar de Isabel Allende? Aquí, en MIA, Voces Activas , está su pensamiento. Aquí una inmigrante. Aquí sus amores. Aquí, ella. Una mujer con un ‘ego tan bajito como su estatura'.

EN SU ÚLTIMA OBRA, ‘MÁS ALLÁ DEL INVIERNO', RESALTA EL TEMA DE LA MIGRACIÓN, ¿QUE OPINIÓN LE MERECEN ESTOS MOVIMIENTOS ? La mayor parte de la humanidad está contenta en su lugar de nacimiento. Sólo nos vamos por desesperación, porque estamos escapando de un horizonte limitado, de pobreza, de pandillas, de violencia, de corrupción, de la guerra. Nadie quiere dejar lo que ama para aventurarse en otra parte, donde habrá que luchar mucho para salir adelante y ser aceptado... la excepción son, a veces, los jóvenes, que se van por espíritu de aventura. 

 UNA VEZ USTED ME DIJO QUE ‘EL DOLOR DE PERDER A UN HIJO NUNCA SE VA', ¿CÓMO SOBREVIVE UNO CON ESTE SENTIMIENTO? El dolor de perder a mi hija no se ha ido y no quiero que se vaya nunca. Deseo tenerla siempre presente, siempre conmigo. Eso no significa que vivo triste o pensando en el pasado, al contrario, la experiencia de la muerte y el duelo me han hecho apreciar más la vida. Soy una persona optimista y alegre, creo que se nota en mis libros. 

CAMBIEMOS DE TEMA. 

¿SE PUEDE SER FEMINISTA Y AMAR LOCAMENTE A UN HOMBRE? Por supuesto. El feminismo no significa odio contra los hombres, es una lucha por un mundo más justo y benévolo en la cual los hombres también deben participar, porque una vez que se sacan de la cabeza las telarañas del machismo, son más felices en relaciones igualitarias. De hecho, entre los jóvenes, eso se entiende.  
¿ALGUNA VEZ SE SINTIÓ EXCLUIDA POR EL SIMPLE HECHO DE SER MUJER? 
Claro que sí, por ejemplo, me siento excluida del club masculino de la literatura latinoamericana. A una mujer escritora le cuesta mucho que la publiquen, que la crítica la tenga en cuenta, que su obra se enseñe en universidades. Y si se tiene éxito comercial, automáticamente se le resta mérito. Cuando un escritor vende mucho, se le atribuye calidad; cuando es una escritora la que vende mucho, seguramente es un truco publicitario y sus libros son inferiores, por eso venden. 

 ¿PRIMERO LAS DAMAS Y DESPUÉS LOS CABALLEROS? 
Depende. Si se trata de enfrentar a un perro bravo, prefiero que vaya el caballero primero y yo después. CHARLEMOS DE SU OFICIO, 

¿QUÉ SIGNIFICA LA LITERATURA PARA ISABEL ALLENDE? 
Es mi vocación, mi trabajo y mi manera de entender la vida. Pienso en términos de historias. Tengo una curiosidad infinita por las vidas de otras personas y el deseo de comunicarlas a mis lectores. 

¿POR QUÉ A USTED LA LEEN TANTO? 
Nadie puede contestar esto, porque nunca se sabe si un libro va a tener éxito o no. A veces depende del momento en que se publica. Yo he tenido mucha suerte con mis editores y con la lealtad de mis lectores. Soy disciplinada y trabajadora, he publicado 23 libros y creo que eso ayuda a establecer una relación con los lectores y ganar otros. 

¿QUÉ LA IMPULSA A SUBIRSE EN CADA TEXTO? ¿ES EL FEMINISMO LA PESADILLA DEL HOMBRE? 

El machismo es la pesadilla de las mujeres de todos los tiempos. El feminismo está logrando lentamente que exista más equilibrio y justicia en las relaciones de género. Si eso es una pesadilla para alguien, tal vez debería ir a terapia. 

¿Cuánto le dura el amor a Isabel Allende? 
Mis amores importantes han sido muy largos. Con mi primer marido estuve casada 29 años y con el segundo, 28. Ahora tengo un enamorado en mi vida, pero los dos tenemos 75 años, así es que no creo que voy a durar con él tanto como con mis amores anteriores (ríe). Disciplina. Escribir es mi trabajo y mi pasión, no lo tomo a la ligera, por eso tengo un día para comenzar. Organizo la agenda de todo el año para tener libertad en los primeros meses, cuando es fundamental concentrarse en escribir el primer borrador. Una vez que la historia está presa en la computadora, el resto es corregir, editar y rellenar la investigación. No espero inspiración, la busco. 

 ¿HAY MERCADO PARA LA LITERATURA? 

 Si no lo hubiera, no se publicarían libros. Es falso que la literatura está muriendo, cada vez se publica más. ¿A UN ESCRITOR NO LE CANSA PROMOCIONAR SUS ÚLTIMOS TRABAJOS? Sí, por eso ya casi no lo hago. Las giras de promoción eran una masacre y ya no tengo edad para eso. La última que hice, por ejemplo, fueron 23 ciudades en 33 días, espero no repetir esa maratón. Pero hago entrevistas y mantengo contacto con mis lectores a través de las redes sociales. SI NO ESCRIBIESE, ¿QUÉ HARÍA? Creo que tendría que hacer algún otro trabajo creativo. No sirvo para un empleo rutinario ni para cumplir horario, aunque tuve que hacerlo durante años antes de encontrar el camino prodigioso de la escritura. UNA VEZ ME COMENTÓ QUE USTED SE LLAMA UNA ‘COCINERA DE LAS LETRAS', ¿CUÁL SERÍA EL INGREDIENTE QUE NUNCA FALTA EN SU COCINA LITERARIA? El ingrediente fundamental es la imaginación y los utensilios de cocina necesarios son diccionarios, una computadora y acceso a la investigación. ¿Y SI HABLAMOS DE POLÍTICA? ¿QUIERE USTED A DONALD TRUMP? ¡No! Trump representa lo que más me disgusta en la política y en las personas.

 ¿CONSIDERA QUE LOS LATINOS HAN HECHO GRANDE A LOS EE.UU.? Algunos latinos han triunfado, la mayoría ha sobrevivido con decencia, aportando su talento y trabajo a la sociedad. Pero también hay inmigrantes que sufren mucho, pasan miserias, son explotados y abusados. La crisis de inmigración que estamos viviendo en los Estados Unidos es bien conocida. El solo hecho de que separen a los niños, incluso a los bebés de pecho, de sus padres, es atroz.

 ¿QUÉ OPINIÓN LE MERECE LÓPEZ OBRADOR COMO PRESIDENTE DE MÉXICO? Creo que el país está horrorizado con la violencia impune y la corrupción. López Obrador presenta alternativas, pero una cosa es prometer, incluso con la mejor intención, y otra es desbaratar un sistema que ha imperado por décadas y que cuenta con la complicidad o el miedo de las fuerzas del orden, el sistema judicial y el gobierno.

 ¿HAY JUSTICIA PARA LOS RICOS Y OTRA PARA LOS POBRES? Eso es evidente. No sólo la justicia es mucho más cruel con los pobres, también lo es con la gente de color. 

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE EL SEXO EN LA VIDA? No puedo generalizar, porque cada persona es diferente. Para mí ha sido importante. He cometido muchas tonterías por ceder al placer y al sexo, pero eso va cambiando en cada etapa de la vida. No es lo mismo el sexo en la adolescencia o en la edad reproductora, que en la vejez. Con los años sigue siendo importante, pero va junto a la ternura, la risa, la camaradería, la confianza. 

¿QUIÉN LE DEBE UN ABRAZO? A mí nadie me debe nada. He recibido mucho más de lo que merezco, por eso vivo agradecida. 

 CUANDO USTED MUERA, ¿CREE QUE IRÁ AL CIELO? No creo en el cielo ni en el infierno.

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Eva Luna.