5 sept 2017
Entrevista con Isabel Allende: ‘La vida también es ficción’
Viva conversó con la escritora chilena, quien tiene en librerías el último de sus 23 libros. La novela Más allá del invierno encierra las historias de un amor que llega tarde, una migrante atrapada en un brutal invierno y el misterio de una muerte que tiene que resolverse.
Isabel Allende tiene 75 años y está enamorada. Antes de esta entrevista, han aparecido otras conversaciones suyas en las que, inevitablemente, se asoma su nuevo amor por el abogado estadounidense Roger Cukras.
Tras un matrimonio de 28 años con Willie Gordon, la escritora chilena se divorció en el 2015. En ese entonces, igual que siempre, habló a la prensa con franqueza del amor que tuvo que despedir después de tantos años de vida pública.
“Al pobre Willie se le murieron dos hijos por drogas y a mí se me murió Paula. Una pareja no resiste tanto dolor”, señaló la chilena en entrevista con Viva desde su casa en California, Estados Unidos.
“Willie se deprimió mucho y dejó de hacer cualquier esfuerzo por seguir en la pareja. Decidimos que lo más sano era separarnos. Fue una gran idea. Ahora él tiene otra compañera, una persona ideal para él y yo, por casualidad, me cayó Roger en la vida, no lo estaba esperando para nada”.
En su más reciente novela, Más allá del invierno (Plaza & Janés), la ficción de sus personajes se cruza con la de su vida.
Su novela cuenta la historia de la chilena Lucía Maraz, una mujer madura que le da una oportunidad al amor con un profesora estadounidense, Richard Bowmaster.
Durante la incertidumbre del romance, ambos conocen a Evelyn Ortega, una migrante guatemalteca que se refugia con ellos de un crudo invierno.
Ha escrito sobre el amor a lo largo de su carrera.
¿Qué ha cambiado en el tema?
El tema del amor, para mí no ha cambiado, sigue siendo igual. En mis libros tengo niños que se enamoran, tengo jóvenes que se enamoran y, ahora, ancianos.
Yo creo que uno se enamora de la misma forma, siempre igual. Las épocas de la vida marcan la forma en que uno desarrolla el amor. Hay una época en la que uno se casa y tiene niños, forma una familia. Hay otros momentos en los que uno está preocupado de tener una carrera, de salir adelante, pagar las escuelas y todo eso que hay que hacer. Después, hay un momento en la vida que es donde estoy yo: cuando uno no tiene esas responsabilidades y puede vivir el amor de una manera diferente.
¿Cuál manera?
Igual que antes, apasionadamente. Con la misma intensidad romántica y sexual pero sin planes. Yo, cuando era joven, hacía planes para casarme, tener niños, voy a hacer esto y lo otro.
Mira, yo tengo 75 años y Roger tiene 74. ¿Cuánto nos queda de vida? No sabemos. ¿Cuánto nos queda de vida consciente, de vida sana, de vida con energía, proyectos y propósitos? Hay un deseo de vivir el presente, sin grandes planes porque no sabemos si se puedan cumplir.
¿Conocer a Roger la afectó al escribir la novela?
No lo conocía cuando empecé a escribir, él apareció cuando ya estaba casi terminada. El amor no cambia tanto. Cuando me enamoré de Willy yo tenía 45 años, cuando me enamoré de primer marido tenía 15 o 16 años. Siempre ha sido la misma sensación de perder la cabeza, de total pasión.
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