6 ene 2012

Isabel Allende: 'El dolor de perder a un hijo nunca se va'


La novelista latinoamericana habla sobre su nuevo libro 'El amante japonés', también revela el porqué de su reciente divorcio y recuerda, con gran tristeza, la enfermedad terminal de su hija Paula, quien estuvo en coma en un hospital de Madrid. A Isabel Allende (Lima, Perú 1942), cuando no escribe, "le pica todo el cuerpo". 

Comienza todos sus libros un 8 de enero acompañada de un plato con dos gardenias flotando, cuando se le "presenta la musa caprichosa de la inspiración literaria". La mujer que se atrevió a pisar el campo de Gabo con el realismo mágico de su obra cumbre, La casa de los espíritus (1982). Se considera una "buena cocinera de letras" que con sutileza, inteligencia y espiritualidad escoge, cuidadosamente uno a uno, los ingredientes del lenguaje para dar vida a cada una de sus piezas.
 ¿Qué pensar de Isabel Allende? La mujer que ha vendido más libros en la historia de la literatura en español se mueve por el límite entre la novela edulcorada y la belleza sin artificio. ¿Alguien lo duda? "Escribir es como hacer el amor... No te preocupes por el orgasmo, disfruta el proceso", dijo alguna vez Allende. No hay mejor frase para explicar su vida, sus novelas. La última se llama El amante japonés, editada por Plaza & Janés ya está en España, tierra donde "le ha sucedido de todo: lo mejor y lo más doloroso". Isabel es una mujer humanísima. Es una mujer de muchas vidas: paralelas cuando escribe y consecutivas cuando ama.

 ¿Quién es su Amante japonés? 

Mi amante japonés es un hombre introvertido, sereno, amante de la naturaleza, con talento artístico, que ha hecho un largo peregrinaje espiritual en su juventud, preparándose así para una madurez y ancianidad centradas en valores esenciales del alma y del afecto. Es romántico en el amor y un amante delicado a la hora de la pasión. 

¿Qué significa envejecer? 

No puedo contestar esta pregunta con una generalización, sólo puedo referirme a mi experiencia personal. Todavía no me siento vieja, pero siento que cada 10 años he cruzado un umbral para entrar en otra etapa de la existencia. En la década de los 70 me siento mejor que nunca, porque sé quien soy, lo que deseo, lo que puedo dar, lo que he aprendido. Me siento segura de mí misma y no temo a la soledad. Sigo temblando ante la pantalla en blanco, porque cada libro es una aventura con sus propios riesgos, pero ya no pienso que me pueden fallar la inspiración o la disciplina para escribir. Me he probado a mí misma que soy esencialmente una contadora de historias; la escritura es mi oficio. En lo emocional he podido soltar a mis nietos, a quienes tenía muy agarrados, he afinado la intuición para elegir a los amigos y a la gente que trabaja conmigo, he eliminado las actividades sociales que no me interesan y, lo más importante, me he separado de Willie porque nuestra relación ya no funcionaba. Es una decisión que me costó cinco años y mucha terapia.

Una vez usted se preguntó en uno de sus libros, su favorito: "¿Qué queda cuando no hay deseos, recuerdos y esperanzas?", ¿Esta pregunta refleja un sentimiento de un trazo de su vida?

 Esa pregunta me hice mil veces cuando mi hija Paula estaba en estado vegetativo, inerte, ausente, lejana. ¿Dónde estaba? ¿Qué sentía? ¿Cómo alcanzarla?

 ¿Qué recuerda de escribir Paula?

 Ese libro es una memoria que escribí después de que Paula murió, pero que comencé en un cuaderno en el hospital de Madrid, donde ella yacía en coma. Estaba segura de que mi hija iba a despertar, pero suponía que tal vez no recordaría su pasado y yo tendría que contárselo. Me propuse explicarle de dónde venía, cómo era su familia, quiénes éramos los que la amábamos, empezando por su marido, Ernesto. Es una memoria descarnada, íntima, personal, con todo el desgarro del dolor y el terror de perder a mi hija. 

¿Y si le digo que todos jugamos a leer su vida en sus obras, en especial en El amante japonés?

 Creo que en todos mis libros escribo sobre lo que me importa y lo que me interesa, de modo que mis experiencias, sentimientos, recuerdos y valores aparecen inevitablemente entre líneas. En el Amante japonés yo no soy ninguno de los personajes, pero los temas son los que siempre me han obsesionado: el amor, la muerte, la lealtad, la familia, el exilio. Hay otro tema que no había tratado a fondo anteriormente: la vejez. Dice, quien lo ha vivido, que el dolor más intenso que puede tener un ser humano es ver morir a un hijo...

 ¿Qué hay después de esta pérdida? 

He aprendido a vivir con el recuerdo de Paula. Mediante un ejercicio constante de amor y de imaginación vivo también con su espíritu. Siento que mi hija me acompaña y que anda por el mundo tocando los corazones de algunos lectores. Han pasado más de 20 años de su muerte y todavía me llegan varios mensajes cada semana de personas que están leyendo Paula o lo leyeron hace tiempo y algo les ha sucedido recientemente y lo recuerdan. También tengo una fundación, creada para honrar la memoria de mi hija, cuya misión es ayudar a mujeres y niñas en áreas de salud, protección y educación (www.isabelllendefoundation.org). El dolor de perder a un hijo nunca se va, pero se puede convertir esa pena en una amiga, una compañera discreta que nos abre el corazón y nos impulsa a superarnos. 

¿Qué describiría una imagen de su vida?

 Cuando pienso en una imagen que describa mi vida, veo un paisaje abundante de verano, flores, árboles con fruta, abejas, pájaros, perros correteando, conejos, burros, calor, luz, agua, verde y más verde; siento olor a duraznos maduros, miel, establos; oigo zumbido de insectos y agua entre piedras. 

¿Cuáles son sus rituales en la escritura? 

Empiezo mis libros el 8 de enero y me encierro durante los primeros meses del año a escribir con el mínimo posible de interrupciones. Soy más productiva en la mañana, así es que comienzo temprano. En mi estudio no hay teléfono, fax, email ni nada que me distraiga. Me gusta encender una vela delante de los retratos de Paula y mis abuelos, mis espíritus protectores, y siempre tengo un plato con dos o tres gardenias flotando, porque me gusta el aroma. 

¿Se considera una princesa de las letras latinoamericanas, como muchos de sus lectores la definen? 

¿Así me llaman? ¡Qué elegancia! Yo no me definiría como una princesa, sino como una buena cocinera. El trabajo de una buena cocinera, consiste en elegir cuidadosamente los mejores ingredientes y preparar cada plato con amor y paciencia para deleitar a los comensales. El mío consiste en elegir los personajes y las historias, escribir cada libro con amor y paciencia para deleitar a mis lectores. 

¿Alguna vez ha pensado en divorciarse de las letras? 

Sí, pero no me resulta, porque cuando no escribo me pica todo el cuerpo y me pongo tan hiperactiva que nadie me soporta. 

¿Se enamoraría tras su separación matrimonial? ¿Por qué se acaba el amor? 

Siempre estoy abierta al amor y la aventura; por supuesto que podría enamorarme de nuevo. El amor se termina por muchas razones, como sabemos, pero prefiero no referirme a Willie y a mí, porque es una historia que no me pertenece completamente y debo ser respetuosa con él.

 ¿El amor es eterno? ¿Para alcanzar la felicidad es necesario sufrir?

 Hay amores eternos, como el que normalmente se tiene por los hijos. El amor de pareja podía ser eterno antes, cuando vivíamos mucho menos, pero ahora es más raro, porque debe vencer los obstáculos del paso del tiempo, la mala salud, la decrepitud, el aburrimiento, la tentación de otros amores, la indiferencia, el fastidio de la domesticidad. Creo que el sufrimiento es parte inevitable (y esencial) de la existencia. Quien es capaz de sufrir a fondo sin caer en la depresión o el cinismo, también es capaz de experimentar intensamente la felicidad. En lo personal no temo el sufrimiento y siempre estoy lista para la dicha, consciente de que todo es pasajero, la única constante es el cambio. 

¿Cómo combate la amenaza del ego? ¿Ego? ¿Te refieres al argentino que todos tenemos dentro? 

El mío es tan bajito como yo, no hay peligro alguno de que se le vayan los humos a la cabeza. 

¿Cuál es su relación con la presidenta Michelle Bachelet? 

No me atrevo a decir que somos amigas, pero tenemos una amistad respetuosa. La admiro mucho por la extraordinaria persona que es y por la vida de novela que ha llevado. 

¿Por qué los seres humanos tenemos la necesidad de que nos cuenten historias? 

Porque nos reencontramos con nuestra propia humanidad, aprendemos de cada historia, nos enganchamos con los personajes, que pasan a ser nuestros amigos, y nos sentimos menos solos. 

¿Qué escribiría en la lápida de su tumba?

 Aquí yace la futura autora de una gran novela

 ¿Cuántas veces la han matado en las redes sociales? 

Creo que una sola vez, pero fue sin mala intención. (Mi madre se llevó un susto tremendo) 

¿Usted afirmó una vez que Venezuela es la culpable de que sea escritora? ¿Qué significa esa tierra en su historia? 

Venezuela es otra patria para mí. Ese país generoso me abrió los brazos cuando tuve que salir de Chile, después del golpe militar de 1973, me acogió, como a miles y miles de refugiados del sur del continente que veníamos escapando de dictaduras brutales. Yo venía de un país empobrecido, aterrorizado y reprimido; Venezuela en aquel tiempo era el segundo país más rico del mundo, después de Arabia Saudita, alegre, parrandero, hedonista, erótico, verde y caliente. Al principio yo estaba chocada y perdida, pero con el tiempo pude apreciar lo mucho que Venezuela me ofrecía, aprendí a vivir sin complejos, a sentirme cómoda en mi cuerpo, a afinar los sentidos y gozar de la vida con agradecimiento. Escribí mi primera novela, La casa de los espíritus, como un ejercicio de nostalgia por el país perdido, pero ese libro tiene el color y la abundancia de Venezuela. 

¿Qué representa España para Isabel Allende? 

En España me ha sucedido de todo, lo mejor y lo más doloroso. En España viví una aventura amorosa intensa que me hizo dichosa por unas cuantas semanas y terminó muy mal; allí está mi querida agente, mis editores, mis amigos, allí se han publicado todos mis libros; allí comenzó el fin de mi hija Paula; allí conocí a Antonio Banderas... Próxima publicación... Este ha sido un año de grandes cambios y no he escrito nada, de manera que no puedo anunciar ningún proyecto futuro. Veremos si el 8 de enero presenta la musa caprichosa de la inspiración literaria.

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Eva Luna.