11 jun 2010

Doña Primavera Gabriela Mistral

Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.

Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.

Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!

Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...

No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?

¿Cómo va a encontralas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?

De la tierra enferma
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.

Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...

Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:

Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.

Con Amor..



Siempre ten presente que:
La piel se arruga, el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años...
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.

Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés vivo, siéntete vivo.
Si extrañas lo que hacías vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas...

Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
¡Pero nunca te detengas!

Madre Teresa de Calcuta


Déjanos predicar sin sermones. No mediante palabras, sino con nuestro ejemplo.
Dios siempre cuida sus criaturas, pero lo hace a través de los hombres.
Si alguna persona muere de hambre o pena, no es que Dios no haya cuidado,
es porque nosotros no hicimos nada para ayudarla.
No fuimos instrumentos de su amor, no supimos reconocer a Cristo bajo la apariencia de ese hombre desamparado, de ese niño abandonado.

Tómate tiempo para hacer caridad. Es la llave del cielo.
La gente teme vincularse con el otro por el miedo al rechazo o por no atreverse a dar.Se olvidan que no hay como dar para recibir. La verdadera dicha es dar.
Cuando uno conoce a Dios, nunca más está solo.


Un vaso de agua que se da a un pobre con misericordia y amor, es un vaso de agua que se da al mismo Dios.
                Dios ama a quién ayuda con alegría.


Eva Luna.